lunes, 1 de octubre de 2007

LA PISTA DE LA CITA DE JB EN EL LBRO DE JM 2

'¿Y qué medía, a la postre?, me pregunto yo', se preguntaba el hombre de mi ciudad; sí, era esa la interrogación principal, 'si sería el tiempo que llevaban muertos; o era -la cuenta hacia abajo, como se lleva ahora- el tiempo que faltaba para el juicio final. Si eran las horas de soledad ¿contaba las ya pasadas o las que quedaban por pasar? Jamás reloj alguno -y tan humilde- me pareció mejor situado, mayor motivo de meditación. Pensé, con cierta sorpresa, que un culto qu eha puesto tal acento sobre ese tiempo precario de la espera, no se ha preocupado -hasta aquel que colocó este reloj- de conceder al alma el alivio que supone la medida de su congoja; pues si el alma espera la resurreción de la carne, ¿qué mejor que el reloj para proporcionarle el cómputo no tanto del tiempo que todavía ha de esperar, sino del que ha esperado ya?'. [...] ' en ese sentido' apostillaba el viajero, 'ese inquietante reloj despertador es el único deus ex machina que permite la celebración del misterio, en ese saloncito confortable y atufado, del diálogo entre el vivo y el muerto'. Y no había más comentarios, o bueno, sí; como es preceptivo tras estas incursiones en el tiempo fantasma o en el tiempo muerto, el viajero volvía un momento al vivo antes de despedir su texto y recordaba cómo 'ya saliendo', le había hecho estas dos preguntas a uno de sus acompañantes (alguien con personaje de Edgar Poe, por cierto, un tal Valdemar, nada menos): 'Y si suen apor las noches? ¿Y si se rebullen los que allí duermen?
Tu rostro mañana. 2, Baile y sueño, de JM, p. 252-253